-Opinión-
¿Quién podrá ayudarnos?
La vecina denunciante aporta datos de Constitución. Vemos con espanto que esto mismo se replica en Balvanera, en Flores, en Retiro, en Barracas, en Pompeya, en Lugano, en la Boca, y podemos seguir. Hay un modelo delictivo instalado en toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hay barrios populares que lo padecen mucho más, evidentemente.
Constitución y Once son barrios atravesado por el narcomenudeo y la delincuencia
Hoteles, inquilinatos, «casas tomadas» son refugio de transas y pungas.
Todo el mundo sabe adonde venden drogas y adonde se esconden los delincuentes. No hay una respuesta de fondo del Estado. La policía detiene a un pequeño porcentaje de transas -distribuidores de drogas de pequeñas dosis- (personajes con menor poder en la cadena del narcomenudeo) y la justicia de la ciudad (Ministerio público fiscal de CABA) ordena el secuestro del estupefaciente y, en la mayoría de los casos, la liberación del sujeto en el lugar. Lamentablemente, los contribuyentes, no vemos que haya un trabajo de fondo para terminar con este delito. La falta de voluntad política para ir al hueso le da cancha libre a delincuentes y a funcionarios corruptos asociados. La falta de intervención por acción u omisión los convierte en cómplices. Eso explica que el vecino conozca y observe a diario el funcionamiento de bandas de narcomenudeo y ningún funcionario trabaje realmente para ponerle coto. Pareciera que lo hacen solo para cumplir con una estadística.
¿Cuántos capos narcos detuvieron en los últimos meses?
¿Cuantas cuevas funcionales al narcomenudeo en la ciudad fueron tapiadas en el último año?
¿Cuantos corredores narcos se desactivaron?
¿Cuantos locales -cuevas de celulares manchados de sangre- cerró el Estado porteño -para siempre- en el ultimo año?
El delito tiene encerrados a los vecinos en sus casas, con un profundo sentimiento de miedo e impotencia.
La vivencia diaria nos prueba diariamente que los dueños de nuestros barrios son:
📍los narcos en todas sus formas con una organización que incluye desde grandes distribuidores, pasando por mujeres en situación de prostitución dealers, mujeres trans dealers y adictos al paco que venden a cambio de la dosis;
📍las bandas que roban celulares y los colocan en el mercado en sus propios locales;
📍los delincuentes comunes (pungas, arrebatadores, estafadores, escruches, ladrones de vehículos, autores de entraderas, etc).
Varios de los actores de las dos últimas son funcionales y están directamente relacionados con los narcos, dueños y señores de la ciudad.
Todos actúan bajo la mirada del Centro de Monitoreo Urbano (CMU) una estructura valiosa, si las hay, pero que hasta ahora sería utilizada solo para el marketing politico.
Con un Estado sin la menor intención de darle vuelta a la taba, la única salida posible es la acción vecinal. Los vecinos tienen la oportunidad de organizarse y de plantear sus prioridades. Los vecinos tienen la chance histórica de parar este mecanismo perverso, haciendo oír su voz y exigiendo a cada uno de los sectores responsables del Estado que despierten de este letargo y se arremanguen o que se vayan.
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