Los dirigentes políticos lo disimulan con marketing hueco.
La calificación de «narcomenudeo» le quita peso al delito en lo discursivo y en lo jurídico y solo beneficia al crimen organizado. Le da mas tiempo para seguir distribuyendo mientras los vecinos perdemos cada vez más espacio en nuestras calles y nuestra vida corre peligro.
Quienes nos representan no la ven o maquillan la realidad. De una u otra forma son cómplices. Basta salir a las calles y ver a los consumidores.
Ya hay un número grande de la población envenenandose en nuestra cara y poniendo a los vecinos en riesgo. Gran parte de los delincuentes que roban celulares en vía pública lo hacen para conseguir dinero para buscar más droga. Gran parte de los indigentes que viven en las calles son adictos. Gran parte de los recicladores urbanos que llevan a cabo un trabajo informal desgastante, son adictos. Los transas y soldados que realizan la distribución de drogas en los barrios de las 15 comunas de la ciudad, llegaron a esa «tarea» para conseguir droga ya que son adictos. Cobran un salario y un bono, el bono es droga para su consumo personal.
La policía tiene pocos recursos y, muchas veces, a los magistrados en contra. De todos modos, sin la decisión política, lo que hacen en operativos es espasmodico.
Allanaron una galería en Once desde la que se distribuían miles de dosis diarias. El mismo día a la noche, catorce soldados del «capito» narco seguían vendiendo a dos manos paco, cocaína y marihuana en dosis a la vuelta. El jefe, curiosamente, nunca fue detenido en los últimos seis años.
Mientras urge la toma de una decisión politica firme para recuperar el territorio perdido, el jefe de Gobierno de la ciudad envía mensajes frívolos y banales desde sus redes preguntando «¿de qué team sos membrillo o batata?«. Hay mucho vecino que cree que aún no asumió.
Mientras urge que empiecen a meter presos a los narcos el gobierno dice que «no tenemos capos narco» y la justicia de la ciudad se vuelve más y más garantista (llegaron a justificar a una transa de Constitución diciendo que «vende drogas para mera subsistencia»).
Parece que, si no nos arremangarnos los vecinos, está guerra estará perdida.