Los vecinos se preguntan, ¿por qué la Policía no identificó a la mayoría de los vándalos? ¿por qué no actuó un fiscal de oficio?.

En el saldo del desmadre del sábado no hay un solo detenido.
El sábado 25 de junio en Balvanera se generó una batalla campal entre manteros en una zona de la Ciudad que está tomada y tarifada por las mafias. Los «dueños» del espacio público lotean las veredas y distribuyen m2 a discreción. Cobran alquiler diario según la mercadería a comercializar. En ese contexto, una pelea entre una puntera que exigía cobrar por el uso de la vereda y una mantera que se negaba a pagar, prendió la mecha. Con el correr de los minutos había cerca de 20 personas armadas con piedras, cuchillos, un cortafierro y palos que se trenzaron en una batalla campal. Sin embargo, la Policía solo identificó a tres de ellos y secuestró dos cuchillos y un cortafierro. Al resto de los vándalos, casi todos integrantes de VAIO (Vendedores ambulantes independientes de Once) organización nucleada en el MTE (Movimiento de trabajadores excluidos), organismos denunciados como los gerenciadores del espacio público de la zona del Once comercial, nadie los tocó. La Policía de la Ciudad y el Ministerio Público Fiscal de CABA miraron para otro lado, teniendo docenas de cámaras que proveen material probatorio. Cuando los vecinos hablamos de un Estado cómplice de las mafias tenemos hechos como estos para sustentar nuestra opinión.
Si los vecinos sabemos quién es quién en esta trama mafiosa y macabra, entendemos que cuando las Fiscalías se toman meses para «investigar» causas (generadas por denuncias de vecinos con el aporte de cientos de pruebas) que terminan archivando, lo hacen porque son cómplices de la estructura mafiosa. Por acción u omisión, CÓMPLICES.
Cuando la Policía convive con una cadena de verdulerías instaladas a cielo abierto ocupando media vereda y un cuarto de calle y no los toca, es cómplice. Por acción u omisión, CÓMPLICE.
La impunidad de los funcionarios y de los delincuentes es transversal como la injusticia y la inseguridad a la que condenan a vivir a los vecinos de Balvanera.