Muchas personas de la población más vulnerable de la Ciudad más rica del país repiten la misma percepción.
«Nos llevaron a paradores y salimos huyendo de ahí. Son depósitos de personas en los que solo permanecen los delincuentes. La gente buena se va aterrorizada de esos lugares»
Hay gente en situación de calle viviendo en un asentamiento en Azcuénaga al 200. No es el único en el barrio ni tampoco en la ciudad.
Esta ranchada esta formada por familias enteras con muchas mujeres y niños.
Cuentan que algunos fueron trasladados a paradores del BAP (Buenos Aires Presente) programa del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno porteño. Una herramienta millonaria que no soluciona la problemática de fondo y en algunos casos, además, revictimiza a los beneficiarios. Es evidente que esta alternativa no resuelve el problema de la vivienda de los más vulnerables que vuelven a la calle. Ni siquiera por unos pocos días. Por otra parte, la asistencia habitacional, subsidios para pagar hoteles, ya es historia. El Gobierno de la Ciudad, otrora, brindaba acompañamiento y apoyo económico a personas y a familias en riesgo de desamparo habitacional para evitar nuevas situaciones de calle. Hoy la personas tienen solo la opción de los peligrosos paradores.
Dos campanas que coinciden
Los vecinos de Barracas, barrio en el que el Ministerio responsable instaló tres paradores, técnicamente son llamados Centros de Inclusión Social (CIS), confirman la situación irregular de dichos espacios. Esto motivó que, a causa de reiterados hechos de inseguridad, hayan efectuado protestas y solicitado reuniones con el GCBA y el ministerio. Sin embargo las autoridades no han tomado medidas para rectificar este programa y el objetivo de los CIS. La reunión con la dirección de los paradores les dejo más dudas que certezas.