Es una jornada de reivindicación del movimiento obrero y un homenaje a los Mártires de Chicago, un grupo de sindicalistas ejecutados en Estados Unidos en 1886.
El 1° de Mayo de 1886, 200 mil trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros 200 mil obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro. En Chicago, donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peores que en otras ciudades, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3, cuando tras una batalla campal una compañía de policías procedió a disparar a quemarropa sobre la gente, produciendo seis muertos y decenas de heridos.
El día 4 hubo una convocatoria masiva en Haymarket Square. Allí, una persona que nunca fue identificada arrojó una bomba incendiaria que mató a siete policías e hirió a otros sesenta. Las fuerzas de seguridad reprimieron con disparos, dejando un saldo de muertos y heridos entre los trabajadores.
Por los graves acontecimientos, 31 personas fueron enjuiciadas el 21 de junio de 1886. Ocho de ellos fueron condenados en un proceso plagado de irregularidades: dos de ellos a cadena perpetua, uno a 15 años de trabajos forzados y cinco a la muerte en la horca
Un año más tarde, en Illinois, se reconoció que el juicio a los Mártires de Chicago no había respetado el derecho de los acusados, y el gobernador perdonó a los sindicalistas que estaban detenidos.
En París, en 1889, durante un congreso de la Segunda Internacional (asociación de partidos socialistas, laboristas y anarquistas de todo el mundo), se estableció el 1° de Mayo como Día del Trabajador para conmemorar a los Mártires de Chicago.
Imagen: «Manifestación y desocupación” (1934), de Antonio Berni.