OPINIÓN: Once, balance millonario de todo lo ilegal

La falta de control y la inacción de la justicia son claras muestras del guiño del gobierno porteño hacia las mafias
La liberación de la zona para todas las asociaciones ilícitas se palpa en el ambiente de la Comuna 3.
Cierra un año en el que los vecinos de Balvanera no tuvieron paz. Fueron testigos de tiroteos y ataques de arma blanca entre narcos disputando territorio con un saldo de siete homicidios -en lo que va del 2021-.
Debieron padecer, hasta el mismo 31/12, la ocupación de 10 manzanas por parte de una red que comercializa mercadería ilegal usando a miles de extranjeros indocumentados en modalidad mantero.
Una docena de puntos de acopio de cartoneros a cielo abierto, familias enteras de trabajadores excluidos conviviendo en ranchadas que ocupan 50 m de aceras.
La fórmula de las mafias de Balvanera son claras: organizaciones sociales y narcos explotando a excluidos para llenarse las arcas.
Desorden, mugre, impunidad, corrupción, narcomenudeo, estallan en la puerta de la casa y del local de los contribuyentes. Nadie hace nada. Quienes sostienen el sistema contributivo confirman -cada día- que no hay ningún sector del estado porteño que haga su trabajo. La Fiscalía archivó el 85% de las denuncias por uso indebido del espacio público que hicieron los vecinos, según las estadísticas de la ONG local Buenos Vecinos BA. Por su parte, la organizacion señala que un 80% de los llamados al 911 de los vecinos denunciando manteros ocupando su vereda, no fueron resueltos por los móviles de la comisaria vecinal que acudieron. Ni el Ministerio Público Fiscal de CABA, ni la Policía de la Ciudad- auxiliar de la justicia-, hicieron cesar las prácticas ilegales. Por el contrario, los vecinos y comerciantes sintieron que, de una forma u otra, los organismos que deberían ejercer el control y hacer cumplir la ley, se colocaron en la vereda de los contraventores y delincuentes beneficiandolos con su inacción.
Denunciaron la injusticia, el descontrol y el mal vivir -cada mes- en las reuniones de Comisarías cercanas. En estos encuentros virtuales, los vecinos y funcionarios, arribaron juntos a una única conclusión que explica el desmadre que se vive en Balvanera: «la falta de decisión política del ejecutivo porteño». Un argumento, curiosamente, confirmado por el propio jefe de Gobierno porteño en su visita al parque de la Estación a mediados de diciembre, despues de dos años de no presentarse en persona frente a los vecinos.
Allí Larreta haciendo uso de una especie de honestidad brutal, con un toque de cinismo extremo, asumió «ser el responsable de todo lo que pasa en la ciudad». Lo dijo sin ponerse colorado, agregando que, «como lo hicieron en 2017, volverán a retirar a los manteros». Frente a la pregunta de cuándo, muy molesto, contestó que «no iba a decir eso». Más que un jefe de Gobierno dando explicaciones a los vecinos que lo ubicaron en ese cargo con su voto, Larreta se mostró como un monarca haciendo uso y abuso de poder. El oficialismo porteño está en la ciudad desde hace 14 años.
Con un armado político voraz convirtió a la legislatura en su propia escribania. Con millones en pauta publicitaria creó un blindaje mediático que, hasta ahora, no dejó filtrar gran parte del lado B de un Gobierno que no para de hacer negocios inmobiliarios con el patrimonio de la Ciudad en desmedro de la salud de los vecinos y del medio ambiente. La glotoneria es tal que hasta vendieron uno de los últimos humedales. Sin embargo, el entramado marketinero millonario creado para mostrar que estamos frente a una gestión de excelencia, hace agua. Poco puede hacer ya la propaganda frente a la foto de la realidad del Once comercial que se convirtió -gracias a la corrupción y la impunidad- en una copia de cualquier barrio del conurbano profundo.
Claramente, este no es el modelo que eligen millones de porteños que fueron embaucados. Afortunadamente están los vecinos que este año salieron a la calle a decir NO; ciudadanos que se juntaron y organizaron; muchos que fueron a las urnas por alternativas y muchos otros que están creando nuevas opciones.
La ciudad pide a gritos cambios profundos. Llegó la hora de arremangarse y provocar esos cambios.
#estoesonce

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