En Balvanera, las drogas circulan como caramelos, a plena luz del día, en una zona conocida por los vecinos como “el polo falopero”. Esta zona, delimitada por Av. Belgrano, 24 de Noviembre, Av. Jujuy y Bartolomé Mitre, es un territorio donde la ley no existe, salvo para los narcos.
Usuarios y dealers distribuyen estupefacientes las 24 horas, los 7 días de la semana, generando fortunas. Es un negocio multimillonario. A pesar de los múltiples allanamientos, secuestros de droga y clausuras, el volumen de drogas en la calle no baja. En algunos casos, parece que venden aún más.
El hotel Géminis, en el corazón del polo, reabrió sus puertas a fines de octubre. Este lugar, un refugio para dealers, transas y adictos, fue clausurado seis veces y en todas las ocasiones violaron la clausura. En julio, lo habían cerrado de nuevo y hasta soldaron su puerta tras una inspección de la Agencia Gubernamental de Control, pero volvió a operar. El 9 de noviembre, se realizó un operativo policial en el hotel que terminó con la detención de “La Cachorra,” una conocida tranza.
Los vecinos se quejan de la falta de presencia policial y de cámaras de vigilancia, y muchos viven llamando al 911 para denunciar el descontrol. Sin embargo, la respuesta es mínima, y el “mercado libre” de estupefacientes sigue activo.
¿Cómo puede funcionar un mercado de drogas tan abiertamente y sin consecuencias? ¿Hasta cuándo seguiremos tolerando esto?
Terminemos con el narcomenudeo en Balvanera. #EsConOrden #EsAhora